AMLO, de regreso al futuro del PRIISMO mexicano

El sexenio del actual mandatario y su partido han causado comparaciones con el denominado “PRIISMO”, mayormente tratándose en sus formas de gobierno, acciones políticas, discursos y formas de ejercer el poder, incluso hasta por la fuerza. Aun a pesar de las repetidas promesas que hizo y hace el Presidente respecto del cambio radical que hubo y tendría que haber, así como la ruptura con las prácticas “neoliberales” de la política mexicana, la verdad es que solo reflejan el viejo PRIISMO que aprendió desde sus primeras apariciones en la vida política de nuestro país, misma que inició en dicho partido.

NACIONAL / ESTADOS

Rubén Acosta

8/1/20243 min read

El sexenio del actual mandatario y su partido han causado comparaciones con el denominado “PRIISMO”, mayormente tratándose en sus formas de gobierno, acciones políticas, discursos y formas de ejercer el poder, incluso hasta por la fuerza. Aun a pesar de las repetidas promesas que hizo y hace el Presidente respecto del cambio radical que hubo y tendría que haber, así como la ruptura con las prácticas “neoliberales” de la política mexicana, la verdad es que solo reflejan el viejo PRIISMO que aprendió desde sus primeras apariciones en la vida política de nuestro país, misma que inició en dicho partido.

En primer lugar, la centralización del poder es una de las más visibles similitudes entre el gobierno actual y el PRIISMO, esto derivado del hecho histórico que, durante el gran período hegemónico del partido tricolor, los presidentes de la República concentraban tal magnitud de poder, cuyos actos no solo controlaban la rama Ejecutiva, sino incluso al Legislativo y Judicial. De manera similar, el actual mandatario centraliza el poder y liderazgo, tomando las mayores decisiones que afectan no solo la autonomía de los otros Poderes y organismos del Estados, sino incluso la vida económica, jurídica, política y social de la población en lo general.

En segundo lugar, la política de subsidios y programas sociales fue la estrategia corporativista del PRI para mantener el ánimo y respaldo popular, a cambio de “programas sociales y subsidios” que meramente resultaban ser una aspirina para combatir el cáncer. Hoy día, el gobierno de la llamada “4ta transformación” ha apostado por seguir la misma estrategia popular por medio de programas tales como “Jóvenes Construyendo el Futuro y Sembrando Vida”, mismos que han funcionado para mantener y consolidar una base de apoyo político a favor del mandatario y su partido guinda. Pues recordemos que los pobres son los mas fieles.

En tercer lugar, los discursos nacionalistas y populistas fueron el vehículo utilizado por los priistas, a través del sentimiento nacionalista revolucionario, para legitimar su poder y así, conseguir la implantación en masa del sentido de identidad nacional. Discursos emotivos, cargados de esperanza y sueños. Asimismo, el actual Presidente ha creado su propio canal de televisión y radio para repetir a diario el retórico discurso de la protección a la soberanía, así como presentándose como el defensor del pueblo honesto, sabio y pobre en contra de las élites conservadoras y malignas del país. Mismos discursos emotivos, cargados de esperanza y sueños, solo que ahora el enemigo es el mismo compatriota que no piensa igual que él.

Cuarto lugar, atentado contra el orden jurídico y el Estado de Derecho, el PRI suele ser percibido en la psique colectiva como uno de los partidos políticos menos democráticos y nada transparentes, esto debido a la inmensa cantidad de reformas, adiciones y derogaciones a la Constitución y al sistema jurídico en general, cambiando las reglas del juego a conveniencia del poder. Misma situación ocurre actualmente con el Presidente, presentando reformas, adiciones y derogaciones no solo de leyes, sino de instituciones, organismos y Poderes cuya función es velar por el Estado de Derecho, solo porque dentro de su concepción primitivamente PRIISTA le estorban para gobernar a sus anchas.

Por último, el quinto lugar lo ocupa la corrupción, violencia, y la deuda pública. La población dejó de creer en aquel partido hegemónico tricolor, debido a la exacerbada y sínica corrupción, así como el nulo tratamiento al incremento de violencia en el país y, el olvido de la esperanza por reducir la deuda pública. De igual manera, el gobierno actual no ha podido desaparecer, ni reducir tanto la corrupción, violencia y deuda pública, sino al contrario, las tres han incrementado considerablemente, afectando la vida de la población en lo general. Sin embargo, el discurso que culpa a los anteriores gobiernos resulta el mejor As bajo la manga.

En conclusión, el Presidente aprendió y adoptó muy bien todas las mañas del antiguo PRIISMO, llevándolas a un nivel de mentira repetitiva cotidiana a tal grado que, la población concibe las mismas como verdad y, peor aún, están dispuestos a pelear, defender y hasta morir, por dicha versión utópica que el mandatario insiste en sus homilías matutinas.