Aranceles y Diplomacia: El Rol de Ebrard en la Crisis con EE.UU.

Desde finales de 2024, la amenaza de aranceles por parte de Donald Trump ha colocado a México en el epicentro de una tormenta económica. En este escenario de alta tensión, la figura de Marcelo Ebrard, como secretario de Economía del gobierno de Claudia Sheinbaum, ha sido clave. Su misión: navegar la crisis con una estrategia que combina firmeza y diplomacia para proteger los intereses nacionales.

L@S COLUMNISTASNACIONAL / ESTADOSINTERNACIONAL

8/10/20253 min read

Desde finales de 2024, la amenaza de aranceles por parte de Donald Trump ha colocado a México en el epicentro de una tormenta económica. En este escenario de alta tensión, la figura de Marcelo Ebrard, como secretario de Economía del gobierno de Claudia Sheinbaum, ha sido clave en su misión de navegar la crisis con una estrategia que combina firmeza y diplomacia para proteger los intereses nacionales.

El origen de la tormenta

Todo se desató en noviembre de 2024, cuando el recién electo presidente Trump anunció su intención de imponer un arancel general del 25% a todas las importaciones mexicanas para el 1 de febrero de 2025. Su argumento, similar al de su primer mandato, fue la presunta inacción de México para contener la migración irregular y el tráfico de fentanilo. La presión escaló en julio de 2025 con la amenaza de elevar la tarifa al 30% a partir del 1 de agosto.

El impacto de estas medidas sería devastador, considerando que Estados Unidos es el principal socio comercial de México y absorbe cerca del 80% de sus exportaciones. Sectores vitales como el automotriz, el acero, el aluminio y los productos agrícolas quedarían directamente afectados. Estos aranceles, además, desafían el espíritu del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), diseñado para fomentar el libre comercio, poniendo en riesgo millones de empleos y el equilibrio de las cadenas de producción en Norteamérica.

La estrategia mexicana: firmeza y negociación

Desde el primer momento, la respuesta de Ebrard, respaldada por la presidenta Sheinbaum, se ha basado en dos pilares:

  1. Postura firme y reciprocidad: Ebrard dejó claro que México no se quedaría de brazos cruzados. La postura fue contundente y advertía que si Estados Unidos imponía aranceles, México respondería con medidas espejo. No se trataba de una amenaza vacía; como uno de los mayores compradores de bienes estadounidenses, México tiene la capacidad de afectar sectores clave de la economía de EE.UU., como la agricultura y la energía, desatando una guerra comercial perjudicial para ambos.

  2. Diplomacia basada en datos: A pesar de la retórica firme, la principal apuesta ha sido el diálogo. El equipo mexicano, liderado por Ebrard, ha viajado a Washington en más de una docena de ocasiones desde noviembre. En estas reuniones, calificadas de "intensas y complejas", su estrategia ha sido utilizar datos duros para desmontar los argumentos estadounidenses. Un claro ejemplo fue la respuesta a las tarifas sobre el acero y el aluminio, que Ebrard calificó de "injustas". Argumentó que México tiene un déficit comercial con EE.UU. en estos sectores, con compras que superaron a las ventas por más de 6,800 millones de dólares en 2024. "No se justifica en la balanza comercial", afirmó, presentando los números como su principal argumento.

Logros parciales y desafíos persistentes

Esta estrategia ha rendido frutos parciales. México logró una exención en los llamados "aranceles recíprocos" y un descuento en tarifas sobre automóviles. El logro más significativo llegó en julio de 2025, al negociar una prórroga de 90 días que frenó temporalmente el alza al 30%. "Lo de hoy nos pone en una posición muy favorable", celebró Ebrard en su momento.

Sin embargo, la amenaza no ha desaparecido y la posibilidad del arancel del 30% sigue latente. El mayor desafío es que la administración Trump insiste en vincular la agenda comercial con temas de seguridad. La postura de México, expresada por Sheinbaum y Ebrard, es que estos temas deben resolverse mediante cooperación, no con medidas coercitivas. Respaldado por el embajador Esteban Moctezuma y líderes empresariales como Francisco Cervantes del CCE, Ebrard ha mantenido una política de "cabeza fría", evitando reacciones impulsivas.

El futuro: la revisión del T-MEC

A pesar de los retos, Ebrard mantiene un optimismo cauteloso, confiando en la solidez del T-MEC y en la profunda interconexión económica bilateral. La mirada está puesta en 2026, año clave para la primera revisión del tratado. La experiencia de Ebrard como canciller durante la negociación original, donde rechazó firmemente convertir a México en un "tercer país seguro", será fundamental.

En conclusión, aunque los aranceles de Trump representan una amenaza seria, la gestión de Marcelo Ebrard ha sido fundamental para mitigar el impacto inmediato. Su combinación de firmeza, diplomacia y uso de datos ha mantenido abiertos los canales de negociación. El futuro es incierto, pero la pregunta clave sigue en el aire: ¿logrará México sortear esta tormenta sin sacrificar su crecimiento?