Arturo Ávila pone en su lugar a Alessandra Rojo de la Vega: “El poder no es para exhibir al pueblo, es para servirlo”.
El diputado morenista Arturo Ávila exhibió la soberbia de la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, quien abusó de su cargo al humillar públicamente a una trabajadora. Ávila le recordó que el poder se usa para servir al pueblo, no para humillarlo, dejando en claro la diferencia entre el autoritarismo del pasado y el humanismo político que defiende Morena.
LEGISLADORESMUNICIPIOS


Con la fuerza de la verdad y la convicción del movimiento que pone al pueblo en el centro, el diputado Arturo Ávila alzó la voz para desenmascarar un acto de prepotencia de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, quien difundió un video exhibiendo a una trabajadora del gobierno local únicamente por cumplir con su deber.
Todo ocurrió durante el primer informe de gobierno de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, cuando Rojo de la Vega se inconformó por haber sido colocada al final de la fila de ingreso. Lejos de mostrar respeto institucional, la alcaldesa decidió grabar y ventilar públicamente a una trabajadora, generando indignación en redes y entre representantes públicos.
El diputado morenista Arturo Ávila respondió con firmeza y claridad:
“Llegar tarde y usar el poder como alcaldesa para pasar por encima de todos no es valentía, es el viejo reflejo priísta del abuso”.
Con ese mensaje, Ávila no solo defendió la dignidad de una servidora pública, sino también los principios de la Cuarta Transformación, que combate los viejos vicios de la política del privilegio y la soberbia.
El legislador subrayó que el poder debe ejercerse con humildad, no con abusos ni espectáculos mediáticos:
“Maltratar y exhibir a una trabajadora no los hace autoridad, los exhibe como son”.
Finalmente, Arturo Ávila envió un mensaje contundente pero respetuoso:
“Mi consejo respetuoso es que se ocupe de Cuauhtémoc: la gente espera resultados, no shows, y hay mucho por hacer”.
Con estas palabras, el diputado morenista dejó en claro que la verdadera transformación se construye con trabajo, empatía y respeto al pueblo, no con protagonismos ni simulaciones. La diferencia es clara: mientras Morena gobierna con principios y resultados, otros siguen anclados en las viejas prácticas de abuso y desprecio por la gente.