Breve tratado sobre la dialéctica teoría – praxis
Uno de los constantes binomios del intelectualismo es la teoría y praxis en el ejercicio continuo. En los campos del saber, la dialéctica del binomio ha penetrado en profundas interpretaciones sociopolíticas.
NACIONAL / ESTADOS


Uno de los constantes binomios del intelectualismo es la teoría y praxis en el ejercicio continuo. En los campos del saber, la dialéctica del binomio ha penetrado en profundas interpretaciones sociopolíticas. (Urdanoz ,1977, pág.1)
Así pues, el objetivo del tratado es realizar un análisis sobre el influjo ideológico de la teoría- praxis en lo referido a la sociedad.
Es menester preguntarse en qué sentido lo teórico y lo práctico intervienen en cada una de ellas, en qué medida lo teórico prima sobre lo práctico, la acción sobre la contemplación, o si versa en especulaciones abstractas.
Siguiendo a Sócrates, para quien conocer el bien es a la vez quererlo, la teoría se hace también práctica del bien en el hombre virtuoso, y norma de vida para los ciudadanos en un Estado organizado. (Urdanoz , 1977, pág.2)
Encontramos en la filosofía griega la empresa precisada, postulando una interrelación teoría-praxis en la que se elaboran ambos conceptos como noción primaria. Subsecuente, es Aristóteles quien precisa la theora y praxis. (Urdanoz , 1977, pág.2)
Al lado de la Theora y en oposición a ella, Aristóteles distingue la praxis como noción ligada a hechos realizados, la praxis domina todo cuanto es operable por el individuo, la acción humana en general. (Urdanoz , 1977, pág.4)
En paralelo, la Theora la denomina ciencia puramente contemplativa. Así pues, la teoría y praxis se reconducen al principio de actividad intelectual en ejercicio o contemplación. (Urdanoz , 1977, pág.4)
Dado que no podemos ser reduccionistas ni hondar plenamente en el conocimiento aristotélico, permítasenos transitar a la argumentación kantiana en aras de dar un mejor panorama.
Así pues, la teoría —según Kant—, se refiere al conocimiento especulativo, en “Critica a la razón pura”, postula que a pesar de que nuestro conocimiento teórico es limitado por nuestra capacidad de percepción y compresión, podemos ejercer la razón para comprender a mayor profundidad el conocimiento. (Urdanoz, 1977, pág.7)
Por otro lado, en “Critica a la razón practica”, Kant sostiene que, aunque estamos limitados por el conocimiento teórico, no estamos limitados en nuestra capacidad para actuar moralmente. A través de la praxis podemos ejercer nuestra libertad y actuar según nuestros principios morales. (Urdanoz , 1977, pág.8)
Para Kant, en efecto, esta razón práctica, constitutiva del orden de la moralidad, es otra dimensión de la razón humana, distinta e independiente del uso teórico de la razón, es decir, dé la razón pura. (Urdanoz , 1977, pág.8)
En ese sentido, radica en la conciencia moral, la vida moral: la libertad de la voluntad racional y la ley moral por el que se determina el deber ser. Imperativo categórico. (Urdanoz , 1977, pág.8)
Así pues, Kant independiza el orden de la praxis de la teoría, como un dominio autónomo y separado del orden teórico. En resumen, la relación teoría-praxis están intrínsecamente interrelacionadas en el que se informan mutuamente y son capaces de alimentar los limites mutuos. (Urdanoz , 1977, pág.9)
Previo a formular el postulado final, hemos de enfatizar en el sistema idealista de Schopenhauer, el postulado define al mundo como voluntad objetivada que es “la cosa en sí, el contenido interior y esencia del mundo” pluralizando en diversas manifestaciones dispersas en los individuos. (Urdanoz , 1977, pág.10)
A la vez, la voluntad es esencia interior del individuo, de tal modo que la externalización e interiorización radican en la voluntad impetuosa de la vida. Es decir, que el conocimiento intelectual no es prueba de la verdad, sino que es dependiente de los movimientos de la vida. (Urdanoz , 1977, pág.10)
Por consiguiente, la dualidad de la teoría- praxis, culmina en la doctrina marxista. En la Tesis sobre Feuerbach de 1845, Marx postula un nuevo aspecto del materialismo dialectico y establece la doctrina de la praxis como practica revolucionaria. (Urdanoz , 1977, pág.15)
De modo que Marx se opone al materialismo clásico y al de Feuerbach, ya que estos conciben la realidad material solo como objeto o contemplación, sin considerar la practica humana o actividad del individuo. (Urdanoz , 1977, pág.16)
En concomitancia, para el materialismo marxista, la realidad material no es objeto distinto del sujeto, sino que se inserta y se transforma en la práctica, en la praxis. El sujeto y el objeto son indisociables y el conocer humano es practico-critico, es teoría critica medida por praxis y dentro de la praxis. (Urdanoz , 1977, pág.16)
Subsecuente, la verdad no puede comprobarse más que en la praxis. El mundo sensible en cuanto actividad practica es inmanente al pensamiento colectivo, expresando la conciencia social determinada por una revolución ideológica-practica. (Urdanoz , 1977, pág.16)
Teología de la praxis
La noción marxista de la teoría-praxis se infiltra en todos los campos de la cultura moderna, llevando como primacía la praxis como orden ejercido con plena libertad humana. (Urdanoz , 1977, pág.21) De esta forma, la concepción de principios teoría-praxis se constituye como perspectiva métrica de la realidad de mundo, del individuo y de las acciones. La praxis se transforma de condición de objeto a rector y organizador de la actividad, y reinterpreta a la teoría al ser el punto de partida o “hermenéutica”. (Urdanoz , 1977, pág.21)
En última instancia, la actividad primera del hombre es, ante todo, intelectual, es decir, es teoría que es contemplación de un orden cósmico. (Urdanoz , 1977, pág.21)
Esta teoría deberá reflejar las leyes o relaciones esenciales de los seres, y las leyes internas del ser, de su orden dinámico y su destino final. (Urdanoz, 1977, pág.21)
Los principios universales, y eternos del conocimiento teórico vienen, pues, plasmados sobre el orden esencial de los seres, de la realidad total, como fiel, reflejo de esta. (Urdanoz , 1977, pág.40)
Y los principios inalterables del deber ser, de la acción práctica y dinamismo de la libertad humana en marcha hacia su destino último deberán fluir por tanto de sus principios teóricos. (Urdanoz , 1977, pág.40)
Encontramos, pues, que la solución última del problema, acuciante del desequilibrio actual entre la teoría y la praxis que escapa por todas las tendencias practicistas, está en el retorno a la filosofía perenne, con su metafísica realista y espiritualista, que enderezca y ponga en pie todas las inversiones de la dialéctica idealista, del voluntarismo vitalista y de la dialéctica materialista del marxismo (Urdanoz , 1977, pág.40)