Cae el régimen ilegítimo de Dina Boluarte: el pueblo de Perú abre paso al fin del autoritarismo.

La destitución de Dina Boluarte marca el fin de un régimen autoritario sostenido por la derecha peruana tras el golpe contra Pedro Castillo. Con 118 votos a favor, el Congreso puso fin a un gobierno señalado por represión, corrupción y traición al pueblo. La salida de Boluarte simboliza un paso hacia la justicia social y la dignidad popular en América Latina, en sintonía con los ideales de transformación que hoy encabeza México.

INTERNACIONAL

Redacción

10/10/20251 min read

El Congreso de Perú destituyó a la presidenta de facto Dina Boluarte tras declararla con “incapacidad moral permanente”, marcando el fin de uno de los capítulos más oscuros en la historia reciente del país. Boluarte —quien llegó al poder tras la destitución del presidente legítimo Pedro Castillo, en lo que muchos califican como un golpe impulsado por la derecha peruana— perdió finalmente el respaldo de los mismos grupos conservadores que la sostuvieron durante casi tres años.

La decisión del Congreso fue casi unánime: 118 votos a favor y ninguno en contra, reflejando el colapso total del apoyo político a un gobierno manchado por la represión y los escándalos de corrupción. Durante su gestión, Boluarte fue señalada por organismos internacionales por el uso excesivo de la fuerza que dejó más de 50 civiles asesinados, además de casos de enriquecimiento ilícito, como el escándalo de los relojes Rolex.

Con la llegada del nuevo mandatario interino José Jerí, el país enfrenta una nueva etapa marcada por la incertidumbre. Jerí —cuestionado por acusaciones pasadas de soborno y abuso sexual— ha prometido una “guerra contra la delincuencia”, aunque para muchos analistas se trata de un discurso de control más que de justicia.

La destitución de Boluarte representa un triunfo moral para el pueblo que resistió en las calles, y revive el reclamo de Pedro Castillo, quien desde prisión exige su restitución legítima. En América Latina, los gobiernos progresistas observan con atención este nuevo episodio de una lucha que evidencia los efectos del neoliberalismo y la fragilidad institucional impuesta por las élites conservadoras.