CDMX: Movimientos, luchas y conquistas
La capital se define por su progresismo. Una ciudad que, aunque parece individualista, en los momentos decisivos se une en torno a las causas colectivas.
L@S COLUMNISTAS


La Ciudad de México es, desde hace décadas, un territorio de vanguardia. Mientras en gran parte del país y de América Latina han prevalecido inercias conservadoras, en la capital han germinado luchas que transformaron la vida pública, no solo local o nacional, sino, también a nivel internacional. La Ciudad de México has sido refugio y hogar de quienes buscaban libertad y lucharon por ella.
La capital se define por su progresismo. Una ciudad que, aunque parece individualista, en los momentos decisivos se une en torno a las causas colectivas.
El sello de la izquierda en la capital
Desde 1997, cuando por primera vez la ciudadanía pudo elegir al jefe de gobierno, el voto se inclinó por un proyecto de izquierda encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas. Después vinieron el Licenciado Andrés Manuel López Obrador y la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, quienes años más tarde llegarían a la Presidencia de la República. La continuidad no es casualidad: habla de una ciudad que ha hecho de la justicia social, los derechos y la igualdad su carta de identidad.
La CDMX ha sido pionera en políticas que luego se replicaron en todo el país: la pensión universal para adultos mayores, las becas para estudiantes, la construcción de un sistema de cuidados. Todo ello no solo aporta ingresos y población: aporta rumbo político, marca tendencias, abre camino y hoy esa visión forma parte del Proyecto de Nación que inicio con AMLO y consolida la Dra. Claudia Sheinbaum.
Clara Brugada y el segundo piso de la transformación
Hoy, Clara Brugada encabeza un gobierno que no nació de improvisaciones, sino de décadas de lucha y organización en Iztapalapa. Desde San Miguel Teotongo, uno con más necesidades de la CDMX, demostró que proyectos comunitarios podían convertirse en políticas públicas exitosas, demostró que la organización y el movimiento pueden más que la burocracia y la pasividad.
Su legado es visible: el Presupuesto Participativo como herramienta de democracia directa, los Senderos de Mujeres y Niñas Libres y Seguras que hoy se expanden a nivel nacional, los Observatorios Ciudadanos, la Autogestión Ciudadana y por su puesto el gran proyecto que son las UTOPÍAS, espacios que combinan cultura, deporte, bienestar y cuidados comunitarios. Estos no son simples programas: son un modelo de ciudad que apuesta por lo colectivo frente al abandono y privatización que plantea el neoliberalismo y los gobiernos de derecha.
Claro que la capital enfrenta retos: desigualdad urbana, pobreza multidimensional, movilidad y seguridad. Pero el sello de la izquierda en el gobierno ha sido enfrentarlos de frente, con cercanía, con programas que ponen a la gente al centro y a casi un año del comienzo de su gestión Clara Brugada ha demostrado ese combate a las desigualdades, lo que le ha valido tener más del 70% de aprobación entre las, les y los Ciudadanos.
Una derecha disminuida y sin proyecto
El 2024 confirmó lo que ya era evidente: la derecha no conecta con la capital. Perdió alcaldías, retrocedió en el Congreso local y quedó reducida a la crítica sin propuesta. Frente al Gobierno de la Ciudad que se mantiene en territorio, impulsando programas sociales y escuchando a la ciudadanía, la oposición aparece enfrascada en campañas adelantadas rumbo a 2027 y 2030.
Su problema no es solo de votos, es de ideas. No ofrecen un modelo de ciudad, no plantean soluciones a los grandes problemas. Prefieren apostar al desgaste, a la confrontación y a la narrativa del miedo. Pero la CDMX ha demostrado una y otra vez que no se deja seducir por la violencia ni por el autoritarismo disfrazado de alternancia.
La capital ha premiado a quienes innovan, a quienes se atreven a pensar distinto, y ha castigado la parálisis. En ese terreno, Morena y la izquierda siguen teniendo el liderazgo, mientras la derecha permanece atrapada en su propia inercia.
Las grandes preguntas son ¿Es suficiente con criticar, sin ofrecer alternativas? ¿Podrán conquistar el voto capitalino con un discurso de confrontación y miedo, o seguirán apostando a una estrategia violenta como la que muestran los presidentes nacionales del PRI y el PAN?