Cuando el leer se convierte en libertad: El INEA y la dignidad de un país.
En México, la alfabetización ha sido una de las batallas más silenciosas y, al mismo tiempo, una de las más trascendentes. Desde su creación en 1981, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) asumió la responsabilidad de atender a millones de personas en rezago educativo. Hoy, más de cuatro décadas después, el reto persiste, pero también los avances.
L@S COLUMNISTAS


En México, la alfabetización ha sido una de las batallas más silenciosas y, al mismo tiempo, una de las más trascendentes. Desde su creación en 1981, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) asumió la responsabilidad de atender a millones de personas en rezago educativo. Hoy, más de cuatro décadas después, el reto persiste, pero también los avances.
En 2025, bajo la conducción de Armando Contreras Castillo y con el esfuerzo de su equipo de trabajo, el INEA no solo mantiene viva esa misión: está dejando un legado que trasciende la coyuntura
Resultados que cambian la historia
Las cifras hablan por sí mismas. En el primer semestre de este año, 146,804 mujeres concluyeron un nivel educativo, lo que representa más de la mitad de las certificaciones. La tasa de analfabetismo cayó a 3.95 %, la más baja de la historia, con la meta de cerrarla en 3.82 %. En lo que va del año, 852,748 personas han sido atendidas en procesos de alfabetización, primaria o secundaria, muy por encima de los promedios de administraciones anteriores, que rondaban las 650,000 atenciones anuales.
La proyección es clara: 1.1 millones de atenciones y 850 mil certificaciones en 2025. No son cifras aisladas, sino pasos firmes hacia un país donde cada vez menos mexicanos viven al margen de la educación básica.
Educación incluyente y culturalmente viva
El legado que se construye no es solo cuantitativo. Es también cultural. El INEA alfabetiza en español y en lenguas indígenas, reconociendo que la pluralidad lingüística es parte esencial de nuestra identidad nacional. Además, ofrece la oportunidad de cursar primaria y secundaria completas, tanto en modalidad presencial como en línea, adaptándose a las realidades de trabajadores, migrantes y comunidades rurales.
Este enfoque incluyente fortalece no solo las habilidades básicas, sino también el sentido de pertenencia y dignidad de quienes participan.
Convenios: un esfuerzo de toda la sociedad
Otro aspecto clave de este legado son los convenios estratégicos. Empresas, sindicatos, universidades, gobiernos locales e incluso organizaciones deportivas como la Federación Mexicana de Futbol se han convertido en aliados. Estos acuerdos reflejan una convicción histórica: la educación no es tarea de una sola institución, sino un compromiso de toda la sociedad.
Cuando un trabajador concluye la secundaria en su fábrica, cuando un universitario alfabetiza en su servicio social o cuando un estadio se convierte en altavoz de la educación, se fortalece la idea de que México solo puede avanzar si todos asumen la educación como una causa compartida.
Más allá de la coyuntura
Las críticas mediáticas pueden ocupar titulares, pero lo que quedará en la memoria es la obra silenciosa que se construye día a día en comunidades, plazas y centros de trabajo. El verdadero legado será haber reducido el analfabetismo a mínimos históricos y haber demostrado que alfabetizar no es un trámite, sino un acto de dignidad y de justicia social.
El INEA 2025 está dejando un legado claro: un México más preparado, más incluyente y más consciente de que la educación de adultos no es un tema marginal, sino la base de un país que quiere y merece avanzar.