"CUIDEMOS EL FEMINISMO"
En una clase de enseñanza media superior, una alumna expresaba a su maestra y compañeros lo importante que era el triunfo del Feminismo. La investigación era de excelencia, quedaba totalmente claro qué era el Feminismo y la lucha que durante años las mujeres mexicanas habían sostenido en el ámbito político, académico, cultural por el reconocimiento de la igualdad y equidad.
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En una clase de enseñanza media superior, una alumna expresaba a su maestra y compañeros lo importante que era el triunfo del Feminismo.
La investigación era de excelencia, quedaba totalmente claro qué era el Feminismo y la lucha que durante años las mujeres mexicanas habían sostenido en el ámbito político, académico, cultural por el reconocimiento de la igualdad y equidad.
Al finalizar la brillante exposición de la alumna se escuchó un profundo suspiro de la maestra y la alumna interrogó
- ¿Cómo, no le gustó?
Antes de responder, la maestra se tomó la licencia de contar una experiencia recientemente vivida y que de manera inevitable la remitió al tema expuesto. Y así, pausadamente relata al grupo:
Escuche un poco de la denominada “música urbana” en el transporte en que me encontraba a inicios de semana, me niego a repetir la letra, era insultante y vergonzosa, de manera automática levante los hombros y me aproxime al chofer para pedir que la cambiara, ya que era inaceptable someternos a escuchar letras tan agresivas y me respondió:
-Si, ya mero se acaba…
La canción se llamaba Martillazo en el ano. Observé a una señora joven que viajaba con un niño, revisaba su celular mientras movía el pie al ritmo del bodrio y murmuraba como si repitiera lo que estaba escuchando.
Seguramente el chofer tenía una fijación, porque continuó con otra terrible canción, esta hablaba sobre las mujeres que no tienen padre y que son mejores para seducirlas. Finalmente baje del vehículo, preguntándome si los otros pasajeros entendían lo que escuchaban o si ya estábamos en un punto en que las jóvenes mujeres, y las no tan jóvenes, se asimilaban como parte de una cultura de violencia y que por eso cantaban y celebraban como autómatas letras tan denigrantes para todes. Fui la única que protestó por lo que escuchábamos.
Y dirigiéndose a la alumna la maestra finalizó: La exposición que usted hizo es brillante, pero es importante predicar con el ejemplo, de qué manera se puede exigir respeto si nos identificamos con la ausencia de valores y principios. La indiferencia es la peor de las respuestas ante los problemas que reclaman nuestra atención.
Queda pendiente como tarea para todos, ser eco de los logros de las mujeres que han contribuido en diferentes áreas: el campo, la escuela, el hogar, la ciencia y las artes, a que el mundo sea más justo, sano y bello.
El respeto y la dignidad no cambian, no es generacional, no pertenece a determinadas clases sociales. El respeto y la dignidad son características de los seres humanos, los que razonan, los que tiene conciencia, los que son libres y aptos para convivir.