Cumbre Truncada: Trump Huye del G-7 en Medio de la Alerta Máxima por Irán e Israel
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado boquiabiertos a los líderes mundiales al abandonar de forma precipitada la cumbre del G-7 en Kananaskis, Canadá, la noche de este lunes, un día y medio antes de lo previsto. La decisión, calificada de "urgente" por fuentes de la Casa Blanca, se produce en un momento de ebullición crítica en Oriente Próximo, con Israel e Irán al borde de un conflicto a gran escala
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado boquiabiertos a los líderes mundiales al abandonar de forma precipitada la cumbre del G-7 en Kananaskis, Canadá, la noche de este lunes, un día y medio antes de lo previsto. La decisión, calificada de "urgente" por fuentes de la Casa Blanca, se produce en un momento de ebullición crítica en Oriente Próximo, con Israel e Irán al borde de un conflicto a gran escala.
La cumbre, que se desarrollaba en el pintoresco enclave de las Montañas Rocosas, ha sido eclipsada por la sombra de la guerra. Durante la primera jornada de sesiones, Trump se negó rotundamente a firmar una declaración conjunta que abogaba por una desescalada entre las potencias rivales, marcando el tono de la fractura en el seno del G-7.
"Tengo que regresar", declaró Trump a la prensa con gesto grave antes de la cena de líderes, el último evento en el que participó. "Probablemente estén viendo lo que yo veo, y tengo que volver lo antes posible". Horas antes, el mandatario había lanzado una advertencia escalofriante a la población de Teherán: "¡Todo el mundo debería evacuar Irán de inmediato!". Un mensaje que las fuerzas armadas israelíes replicaron casi al instante, anticipando ataques a "objetivos militares" en la capital iraní. La situación se volvió aún más volátil cuando se confirmó que Israel había atacado la sede de la televisión estatal iraní durante una transmisión en vivo.
La Casa Blanca en Alerta Máxima
Según reportes de Fox News, Trump ha convocado de urgencia una reunión de su Consejo de Seguridad Nacional en la Sala de Crisis de la Casa Blanca tan pronto como aterrice en Washington, reflejando la gravedad de la situación que lo ha forzado a un retiro tan abrupto de la cumbre. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó el cambio de planes, subrayando la prioridad absoluta que el presidente otorga a la seguridad nacional.
La tensión se ha palpado en cada rincón de Kananaskis. Los acontecimientos en la región monopolizaron las conversaciones entre los líderes de las economías desarrolladas, inmersos en el temor a que la escalada se salga de control. Trump, lejos de buscar una postura conciliadora, reiteró su postura intransigente: "Irán tenía que haber firmado el 'acuerdo' que les dije que firmaran. Qué lástima, y qué desperdicio de vidas humanas". En su red social Truth, fue aún más categórico: "Dicho simplemente, Irán no puede tener un arma nuclear. Lo he dicho una y otra vez".
Desacuerdos Profundos y una Cumbre Trunca
La partida de Trump deja al G-7 en un estado de incertidumbre. Las divisiones internas, ya patentes antes de su retirada, se han magnificado. Europa había presionado por una declaración colectiva para la desescalada en Oriente Próximo, pero la negativa de Trump a firmarla dinamitó cualquier consenso.
Las desaveniencias también se hicieron evidentes en torno a la guerra en Ucrania. Mientras los europeos impulsan nuevas y más duras sanciones contra Moscú, incluido un recorte drástico al precio del petróleo ruso, Trump se mostró escéptico. "Las sanciones nos cuestan un montón de dinero", sentenció, lamentando la expulsión de Rusia del grupo en 2014 y abogando incluso por su readmisión, así como la de China.
Los aranceles estadounidenses, otro punto álgido de la agenda, dominaron las reuniones bilaterales de Trump. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, confirmó en X que, a pesar de las tensiones, se instruyó a los equipos para acelerar el trabajo hacia un "acuerdo bueno y equitativo" antes de la amenaza de gravámenes del 50% al bloque europeo a partir del 9 de julio.
La cumbre, que prometía ser un foro crucial para abordar desafíos globales, ha terminado convertida en un símbolo de la fragmentación internacional, con la repentina marcha del líder estadounidense como un recordatorio ominoso de las urgencias geopolíticas que superan cualquier agenda preestablecida. El mundo observa ahora con contención los próximos pasos de Washington y el incierto destino de una región al borde del abismo.