Diplomacia condicionada por la Estrategia de Seguridad Nacional Mexicana
La visita del senador republicano Marco Rubio a México ocurre en un momento en que la relación bilateral vive una tensión contenida: migración, seguridad fronteriza, fentanilo y la definición del rumbo que tomará la política exterior de Claudia Sheinbaum. Más allá de la cortesía diplomática, Rubio es un actor clave dentro del ala dura del Partido Republicano en Estados Unidos.
L@S COLUMNISTASINTERNACIONAL


La visita del senador republicano Marco Rubio a México ocurre en un momento en que la relación bilateral vive una tensión contenida: migración, seguridad fronteriza, fentanilo y la definición del rumbo que tomará la política exterior de Claudia Sheinbaum.
Más allá de la cortesía diplomática, Rubio es un actor clave dentro del ala dura del Partido Republicano en Estados Unidos. Su presencia en México envía un mensaje: Washington no dejará de poner presión sobre la agenda de seguridad y el combate al narcotráfico, temas que dominarán las conversaciones sin importar quién gane la elección presidencial en noviembre.
Para México, la reunión ofrece la oportunidad de mostrar apertura al diálogo bipartidista, pero también encierra riesgos: Rubio podría utilizar su visita para reforzar la narrativa de que México no hace lo suficiente contra los cárteles y el tráfico de drogas. De cara a Sheinbaum, representa la necesidad de tender puentes con sectores políticos que tradicionalmente son más hostiles a México.
Lo que se puede esperar es una negociación dura. Rubio seguramente insistirá en medidas más enérgicas contra los cárteles y en cooperación militar, mientras que Sheinbaum buscará mantener la narrativa de respeto a la soberanía. El resultado no será un acuerdo inmediato, pero sí marcará el tono de cómo el nuevo gobierno mexicano enfrentará las presiones de Estados Unidos en los próximos meses.
En resumen, la visita de Rubio no es un gesto aislado: es un
recordatorio de que la relación con Washington se jugará en varios frentes y que México tendrá que moverse con cautela entre la diplomacia y la firmeza.