Donde se construye paz con educación: Estefanía Mercado y la juventud de la transformación

En tiempos donde hablar de seguridad no siempre significa hablar de futuro, Playa del Carmen envía un mensaje claro al resto del país: la paz se construye en las aulas, en las canchas, en los espacios donde la juventud se encuentra con su comunidad.

José Alamillo

5/9/20251 min read

En tiempos donde hablar de seguridad no siempre significa hablar de futuro, Playa del Carmen envía un mensaje claro al resto del país: la paz se construye en las aulas, en las canchas, en los espacios donde la juventud se encuentra con su comunidad.

Con la inauguración del nuevo domo del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyTE) II, la presidenta municipal Estefanía Mercado reafirma que gobernar con visión es también apostar por la educación como pilar de transformación social. Este espacio no es solo una techumbre más: es un símbolo de dignidad, inclusión y futuro para cientos de jóvenes que, en lugar de ser olvidados, hoy son protagonistas.

Bajo el liderazgo de Mercado, Playa del Carmen avanza en una dirección clara: educación pública de calidad, infraestructura funcional y entornos que promueven el desarrollo integral de las y los estudiantes. En un país que reclama justicia en todos los frentes, esta acción representa algo más profundo: una política de prevención que no criminaliza, sino que educa; que no castiga, sino que forma.

El domo, como lo entienden los jóvenes que ya lo utilizan, no es solo para cubrirse del sol. Es para tejer comunidad, para practicar deporte, para celebrar la cultura, para encontrarse sin miedo. Es ahí donde comienza la paz verdadera: en el espacio público habitado por la esperanza.

Esta obra no puede leerse como un hecho aislado. Es parte de una lógica de gobierno que responde a los principios de la Cuarta Transformación: poner a la gente —especialmente a quienes han sido históricamente excluidos— en el centro de las decisiones públicas.

En Playa del Carmen, gobernar no es prometer. Es hacer. Y hacerlo con claridad de rumbo. Con cada obra educativa que se inaugura, se abre una puerta más hacia la justicia social que la transformación nacional propone. Porque un país donde se invierte en las juventudes es un país que se atreve a cambiar su destino.