El relevo generacional.
El relevo generacional en nuestro partido-movimiento es una necesidad urgente y una oportunidad histórica. La juventud no sólo debe ser vista como el futuro, sino como el presente activo de la transformación que vivimos. Hoy más que nunca, los y las jóvenes deben tener un papel protagónico en la toma de decisiones y en la conducción del rumbo político del país.
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El relevo generacional en nuestro partido-movimiento es una necesidad urgente y una oportunidad histórica. La juventud no sólo debe ser vista como el futuro, sino como el presente activo de la transformación que vivimos. Hoy más que nunca, los y las jóvenes deben tener un papel protagónico en la toma de decisiones y en la conducción del rumbo político del país.
Durante décadas, la juventud fue marginada del poder real, utilizada sólo como recurso de campaña o imagen publicitaria. Sin embargo, los tiempos han cambiado: hoy exigimos voz, voto y liderazgo dentro del movimiento. No venimos a pedir permiso, venimos a ejercer nuestro derecho a construir un país más justo y digno.
El pueblo mexicano desde las entrañas de sus territorios, de esos lugares donde se llega a pie, donde el sol cala y no llega el agua, se tiene sed, se tiene sed de libertad y de justicia, hambre de soberanía. Palabras que los actores políticos ocupan en sus discursos, pero con una praxis que poco incide en la “transformación social”. Al desamparo se encuentran niñas y niños, violencia, ultrajo, despojo, enfermedad, son las lecciones que viven en su día a día. Maestros que son utilizados por un sistema que oprime voluntades y creatividades, y en masa llevados como “movimiento social”, utilizado por los representantes institucionales y sindicales, para pactar en una mesa de cuatro lo que concierne a una nación.
Nuestro movimiento, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha abierto las puertas a nuevas generaciones conscientes, críticas y comprometidas. Este relevo generacional no es solo una transición de edad, es un cambio profundo en la manera de hacer política: con principios, con ética, y con un compromiso genuino por el bienestar del pueblo.
Necesitamos juventudes que no sólo repartan volantes, sino que diseñen políticas públicas; que no sólo llenen mítines, sino que encabecen agendas legislativas; que no solo sigan instrucciones, sino que propongan y lideren.
La regeneración de la vida pública pasa necesariamente por este relevo generacional, y está en nuestras manos hacerlo posible.