Hecho en México: El nuevo superpoder de las marcas mexicanas

Una encuesta reciente de QM Estudios de Opinión y Heraldo Media Group reveló que el 97% de los mexicanos está dispuesto a consumir productos con el sello Hecho en México, reflejando un fuerte respaldo al consumo local. Este distintivo, creado en 1978, ha sido relanzado en 2025 como parte del Plan México impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum, con nuevas regulaciones que exigen un mínimo de 60% de insumos nacionales y estándares de calidad. Con esta estrategia, el gobierno busca convertir el orgullo nacional en una ventaja competitiva global para la industria mexicana

EMPRESARIALNACIONAL / ESTADOS

Redacción

4/30/20252 min read

En tiempos donde la competencia global es despiadada y las marcas buscan diferenciarse como sea, México parece haber encontrado una ventaja que no se compra ni se exporta fácilmente: el orgullo nacional.

Según una encuesta reciente de QM Estudios de Opinión en alianza con Heraldo Media Group, el 97% de los mexicanos está dispuesto a elegir productos nacionales si están marcados con el distintivo Hecho en México. No se trata solo de patriotismo, sino de una nueva conciencia colectiva sobre el poder del consumo local. Lo nacional vende, emociona y conecta.

La historia de este sello no es nueva. Nació en 1978 en medio de una crisis económica, como un escudo simbólico que protegía lo nuestro. Pero ahora, en 2025, ha resurgido con una fuerza renovada. Bajo el liderazgo del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, y como parte del Plan México de la presidenta Claudia Sheinbaum, se ha instalado un nuevo Consejo Consultivo que busca llevar la marca a estándares internacionales de competitividad.

La estrategia es clara: si el sello va a representar lo mejor del país, debe exigirse calidad y origen real. La nueva regulación ya publicada en el Diario Oficial de la Federación lo deja claro: solo podrán usar el distintivo aquellos productos fabricados en México con al menos 60% de insumos nacionales y que pasen una evaluación técnica rigurosa.

Este movimiento abre una gran oportunidad para empresarios, marcas y emprendedores que quieran convertir el “orgullo de ser mexicano” en un argumento comercial de peso. Hecho en México puede ser mucho más que un sello; puede ser una ventaja competitiva poderosa si se apuesta por la calidad, la innovación y la identidad.

Pero ojo: no basta con ponerle la etiqueta a cualquier producto. Las marcas deben entender que el consumidor mexicano de hoy no se deja engañar fácilmente. Quiere productos buenos, accesibles y auténticos. El nacionalismo no basta, tiene que ir de la mano con el cumplimiento de estándares que compitan con lo mejor del mundo.

Estamos en un momento crucial. El respaldo social está ahí. Las reglas están sobre la mesa. Solo falta que la industria mexicana —grande, mediana o pequeña— levante la mano y se apropie del sello como lo que es: un símbolo de confianza, identidad y calidad.

En resumen, si eres CEO, directivo o emprendedor en México, esta no es una moda pasajera: es el momento de alinearte con una marca país que tiene el respaldo del 97% de tus consumidores potenciales.