Hidrocarburos para el pueblo, no para el crimen
Mientras algunos actores económicos llaman al sabotaje y al boicot institucional, el gobierno de la Cuarta Transformación sigue actuando, sin estridencias pero con firmeza, para recuperar lo que le pertenece al pueblo de México.


Mientras algunos actores económicos llaman al sabotaje y al boicot institucional, el gobierno de la Cuarta Transformación sigue actuando, sin estridencias pero con firmeza, para recuperar lo que le pertenece al pueblo de México.
Este jueves, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, confirmó el aseguramiento de más de 3 millones de litros de combustible robado en el estado de Tabasco, como parte de un operativo coordinado entre dependencias federales, estatales y personal de Pemex. El golpe al robo de hidrocarburos —uno de los negocios más rentables para el crimen organizado y uno de los drenajes más perversos de los recursos públicos— fue certero y contundente.
Este hallazgo no solo representa una victoria logística. Es un mensaje claro a los grupos que por años saquearon al país con impunidad: la era del huachicol y la complicidad oficial quedó atrás. Hoy, bajo el liderazgo del presidente López Obrador, y con funcionarios como García Harfuch al frente, el Estado mexicano avanza con inteligencia, coordinación y voluntad política para proteger los bienes nacionales.
La operación en Tabasco incluyó vigilancia estratégica, uso de tecnología, trabajo de inteligencia e intervención judicial. El resultado: un predio clandestino localizado, 3,904 contenedores asegurados, 18 vehículos, maquinaria y un volumen de hidrocarburo que equivale a millones en pérdidas para los delincuentes… y en recuperación para el país.
Este tipo de acciones no son casualidad. Son el reflejo de un nuevo modelo de seguridad pública, uno que ya no protege intereses privados o mafiosos, sino que defiende el patrimonio colectivo. Y eso —aunque algunos empresarios y comunicadores se incomoden— es la verdadera razón por la que la Cuarta Transformación incomoda tanto a los poderosos de siempre.
Mientras el viejo régimen hablaba de “libertad de mercado”, hoy se defiende la soberanía energética. Mientras antes se pactaba con el crimen, hoy se le combate con inteligencia. Mientras antes el robo de combustible era parte del paisaje, hoy es delito, es investigación y es castigo.
Porque el combustible no puede seguir financiando redes criminales ni campañas de sabotaje. Debe servir para mover al país, no para enriquecer a unos cuantos. Por eso, cada litro recuperado cuenta. Por eso, cada operativo importa. Porque lo que está en juego no es solo gasolina… es la dignidad de la nación.