Ladrones de la renta: la nueva cara de la desigualdad urbana

En México, rentar se ha convertido en un lujo. Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, el 38% de los hogares mexicanos renta su vivienda. En ciudades como CDMX, Monterrey y Guadalajara, esa proporción supera el 50%. Pero el verdadero problema no es cuántos rentan, sino cuánto pagan.

NACIONAL / ESTADOSL@S COLUMNISTAS

Ana María Sinecio

8/26/20251 min read

En México, rentar se ha convertido en un lujo. Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, el 38% de los hogares mexicanos renta su vivienda. En ciudades como CDMX, Monterrey y Guadalajara, esa proporción supera el 50%. Pero el verdadero problema no es cuántos rentan, sino cuánto pagan.

Un estudio del Infonavit revela que el costo promedio de renta en las zonas céntricas de la capital equivale a entre el 40% y el 60% del ingreso mensual de un hogar. La ONU recomienda no rebasar el 30%. Estamos el doble arriba. En otras palabras: lo que debería ser techo se ha convertido en un agujero financiero.

El negocio es redondo, pero no para quienes viven ahí. Las plataformas de renta a corto plazo, como Airbnb, ya absorben más de 30 mil departamentos en la CDMX. Eso equivale a una colonia entera convertida en hotel. ¿El efecto? Suben los precios, desaparecen viviendas asequibles y el derecho a la ciudad se privatiza.

Mientras tanto, 3.6 millones de viviendas permanecen vacías en el país. Casas cerradas para especular, inquilinos exprimidos para rentistas. Un crimen económico silencioso.

La novedad es que hoy sí parece haber un gobierno dispuesto a enfrentar este abuso. La presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado un Programa Nacional de Vivienda Social que busca recuperar casas abandonadas, regular la renta y construir vivienda digna cerca del transporte público. Son pasos urgentes, porque el mercado por sí solo no corrige desigualdades: las profundiza.

Los ladrones de la renta no se combaten con discursos, sino con política pública. Limitar rentas abusivas, gravar viviendas vacías y frenar la turistificación son medidas que ya funcionan en ciudades como Berlín, Barcelona o Lisboa. México tiene la oportunidad de dar el salto.

La vivienda no puede seguir tratándose como mercancía exclusiva. Es un derecho. Si este sexenio logra sentar las bases para garantizarlo, estaremos hablando no sólo de justicia social, sino de un cambio histórico en cómo entendemos la ciudad.