México impulsa su economía con talento ingenieril y salarios dignos
México se posiciona como una potencia en talento técnico al ocupar el tercer lugar mundial en egreso de ingenieros, lo que ha fortalecido su competitividad y atracción de inversiones en sectores estratégicos como el electrónico y automotriz. La presidenta Claudia Sheinbaum destacó que esta mano de obra calificada, junto con el incremento histórico del salario mínimo desde 2018, ha mejorado la calidad de vida de las familias, dinamizado el mercado interno y potenciado la productividad sin provocar inflación. Esta combinación de capacitación y bienestar, afirmó, es clave para el desarrollo económico con justicia social.
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La presidenta Claudia Sheinbaum destacó recientemente que México ocupa el tercer lugar mundial en graduados de ingeniería. Este logro —resultado de la colaboración entre universidades, centros de investigación y el sector — convierte al talento técnico en motor de crecimiento económico y poderoso imán de inversión extranjera. En paralelo, los incrementos sostenidos del salario mínimo (de $88.36 diarios en 2018 a $278.80 para 2025) han fortalecido el poder adquisitivo de los trabajadores y dinamizado el mercado interno sin disparar la inflación. En conjunto, esta dupla de mano de obra altamente calificada y salarios dignos mejora la competitividad nacional y las condiciones de vida de millones de mexicanos.
Mano de obra nacional de primer nivel
La titular del Ejecutivo vincula este orgullo nacional con datos contundentes: “no es casualidad” que México lidere los rankings de ingeniería, sino fruto del esfuerzo conjunto de la academia y la industria. Estudios oficiales confirman que México es el primer país de la OCDE en graduados técnicos y tecnológicos, y ocupa el tercer lugar global en egresados de carreras STEM. Esta abundancia de talento técnico se traduce en ventajas concretas: ha consolidado clústeres tecnológicos en manufactura de electrónica, autopartes y aeroespacial, y atraído proyectos de alto valor. Por ejemplo, Sheinbaum recordó que en el sexenio pasado una gran planta de semiconductores se instaló en Jalisco en apenas seis meses, justamente por la alta capacitación de la mano de obra local.
Inversión impulsada por capacitación
El nuevo perfil laboral ha cambiado el criterio de los inversionistas. En palabras de Sheinbaum, ahora las empresas vienen a México “principalmente por la capacitación y lo bien que trabajamos las mexicanas y los mexicanos”, no sólo por costos bajos. Como enfatiza la Presidenta, las inversiones que llegan “no solo buscan mano de obra barata… sino que valoran la preparación técnica y académica”. En la práctica, el vínculo entre universidades e industria se ha vuelto “clave” para trasladar el conocimiento académico a innovaciones productivas. La formación masiva de ingenieros no solo refuerza la competitividad global de México, sino que abre mayores oportunidades de empleo a los jóvenes en áreas estratégicasinfobae.com. Asimismo, los análisis oficiales destacan que el talento STEM joven del país es “clave para elevar la productividad y los niveles de competitividad” de las industrias en la era del nearshoring. Esto posiciona a México como destino preferente para los proyectos de manufactura avanzada y tecnología.
Salarios dignos,consumo activo
La otra cara del impulso económico es la política salarial. El salario mínimo general ha visto aumentos históricos: pasó de $88.36 diarios en 2018 a $278.80 para 2025 (zona general), con incrementos anuales constantes apoyados en un mecanismo de recuperación del poder adquisitivo. Lejos de generar crisis inflacionaria, estos aumentos han llenado de recursos al mercado interno. Como señaló la mandataria: «cuando hay más recursos en las familias, se compra más; al comprarse más, se produce más». En otras palabras, con mayores salarios crece la demanda de bienes y servicios nacionales, estimulando la producción y el crecimiento económico sin presionar los precios. Incluso, el gobierno ha destacado que los temores sobre inflación o caída de inversión fueron infundados, pues actualmente el desempleo está en sus niveles más bajos en décadas.
Beneficios clave para el país y la gente
Talento e inversión: Con más de 130 mil egresados en carreras de ingeniería cada año y el tercer puesto mundial en graduados STEM, México ofrece mano de obra altamente calificada. Esto atrae proyectos de alto valor en sectores estratégicos (electrónica, automotriz, aeroespacial, etc.) y consolida cadenas de valor globales.
Mercado interno robusto: Los aumentos al salario mínimo (de $88.36 en 2018 a $278.80 en 2025) y los programas sociales han inyectado más recursos a las familias. El resultado es un consumo interno vigoroso –sin desatar inflación– que refuerza la demanda de empresas mexicanas y apoya el crecimiento económico local.
Competitividad sostenida: Empresas nacionales e internacionales destacan que invierten en México por la calidad de su capital humano, no por bajos salarios. Esta demanda de capacitación y profesionalización eleva los estándares de productividad e innovación en la economía mexicana.
Bienestar social: Incrementar los salarios mínimos mejora directamente la calidad de vida de los trabajadores. El compromiso es que un salario digno cubra hasta 2.5 canastas básicas, lo que significa un acceso mucho mayor a alimentos y servicios esenciales. En la práctica, esto reduce la pobreza laboral y la desigualdad, y permite a las familias invertir más en educación, salud y vivienda.
En definitiva, la combinación de mano de obra cada vez más especializada y un sustento material al trabajador coloca a México en una ruta de desarrollo más sólida. Como ha subrayado la presidenta, el objetivo de fondo «no es solo aumentar el PIB», sino lograr “una mejor calidad de vida, mejor bienestar para las familias en México”. Bajo este enfoque, nuestro país se consolida con un modelo que beneficia simultáneamente a la economía nacional y al bolsillo de los mexicanos, sentando las bases para un crecimiento más inclusivo y competitivo.