Óscar Rébora y la sostenibilidad del Humanismo Mexicano: una contribución de la 4T desde Quintana Roo
La reciente decisión de detener las operaciones de Calica —empresa que durante décadas explotó materiales pétreos en la Riviera Maya— marca un punto de inflexión en la política ambiental de México. Más allá de la controversia empresarial, el hecho simboliza un viraje profundo: el paso de un modelo de extractivismo sin reciprocidad a una visión donde el territorio y su gente son el corazón del desarrollo.


La reciente decisión de detener las operaciones de Calica —empresa que durante décadas explotó materiales pétreos en la Riviera Maya— marca un punto de inflexión en la política ambiental de México. Más allá de la controversia empresarial, el hecho simboliza un viraje profundo: el paso de un modelo de extractivismo sin reciprocidad a una visión donde el territorio y su gente son el corazón del desarrollo.
El secretario de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo, Óscar Rébora, lo resumió en un mensaje que ha resonado en redes: “Detener Calica es un acto histórico de justicia ambiental y soberanía territorial.” Su reflexión coloca el caso dentro de una narrativa mayor: la Sostenibilidad del Humanismo Mexicano, una contribución distintiva de la Cuarta Transformación desde el sur del país.
Rébora defiende una idea clara: el ambientalismo de izquierda no se mide por la prohibición ciega de proyectos, sino por su capacidad de generar bienestar con equilibrio. Bajo esta visión, no todo proyecto es igual ni puede juzgarse con los mismos parámetros. Lo verdaderamente sostenible es aquello que reduce desigualdades, amplía derechos y respeta el entorno sin sacrificar el futuro de las comunidades.
El caso Calica representa, en ese sentido, una corrección histórica. Durante años se extrajeron recursos naturales sin desarrollo local, sin distribución justa y sin respeto al territorio. Frenarlo no fue un acto de obstinación política, sino de coherencia: cuidar la selva desde el sur, con justicia y con pueblo.
En palabras del propio Rébora, “la sostenibilidad del Humanismo Mexicano no sacrifica a la gente en nombre de la pureza ecológica; sabe que sin justicia no hay equilibrio, y sin desarrollo digno, la conservación es una promesa vacía.”
Desde Quintana Roo, esta postura redefine el sentido del desarrollo sustentable: proteger el entorno sí, pero también abrir caminos, generar oportunidades y cerrar brechas. Esa es la sostenibilidad con corazón que hoy la 4T impulsa como legado desde el sureste mexicano.
