Politeísmo Axiológico: Sociedad Multiétnica, Siglo XXI

La relación entre el sistema de religiones y la sociedad —entendiendo la primera como conjunto de creencias que unen al hombre con lo sagrado, divino; y la segunda como el conglomerado sociocultural de interacción mayor ordenada — se ha gestionado desde los orígenes de la humanidad.

NACIONAL / ESTADOS

Karlo André Romero Hernández

7/3/20244 min read

La relación entre el sistema de religiones y la sociedad —entendiendo la primera como conjunto de creencias que unen al hombre con lo sagrado, divino; y la segunda como el conglomerado sociocultural de interacción mayor ordenada — se ha gestionado desde los orígenes de la humanidad. (García, 2015, pág.1)

La fase embrionaria de las religiones por facto es el hombre primitivo y el pensamiento simbólico de fuerzas naturales, la revisión crítica se desarrolla en la época científico-técnica del siglo XX, y la muerte prematura aparece con la intensificación del pensamiento pseudo-revolucionario del siglo XXI. (García, 2015, pág.1)

En tal sentido, la globalización, la secularización intensiva, las crisis sociales, el pluralismo cultural, el poli centrismo político-económico, la hiper tecnificación y las crisis humanitarias, invitan a analizar la muerte prematura de la conjunción Dios[1]Individuo. (García, 2015, pág.2)

A tal efecto, el objetivo del presente artículo es el análisis del sistema de religiones frente a la modernidad social. De acuerdo con Hegel, es facultad de la filosofía poner la época en conceptos.

Así pues, es menester definir la sociedad moderna.

La modernidad supone un proceso de choque con valores emergentes, dogmas, ciencia, tecnología y libertad revolucionaria. En el siglo XXI, se establecen rupturas de entramados socioculturales, y la reafirmación del individuo, los estados soberanos, lenguas modernas, conciencias nacionales y autenticidad. (García, 2015, pág.3)

Así mismo, permítasenos —sin caer en ignominia con los versados — establecer la modernidad como sinónimo de revolución. Subsecuente, si bien son ausentes guerras trágicas y existe una subjetiva paz mundial, el profundo cambio internacional es digno de llamarse revolución de la modernidad.

En facto, la revolución moderna supone la “muerte de Dios” y la transmutación de los valores postulados por Nietzsche, o el “desencantamiento del mundo” postulado por M. Weber. (García, 2015, pág.4)

La modernidad crea un proceso de expropiación y reapropiación en el que instituciones, organismos e instancias son expropiadas de sus funciones, transferidas y reapropiadas por nuevas instancias, tales como el estado, el partido o el gobierno. (García, 2015, pág.5)

En consecuencia, los axiomas clásicos, los preceptos sociales, y el sistema de creencias son reformados. Lo que acontecía en el orden tradicional del mundo sufre una violenta agitación y lo creado, ordenado e impuesto por el “Dios” de las religiones es exiguo y con falta de coherencia. El efecto final de la revolución moderna cae en la reinterpretación de las cosas. (García, 2015, pág.5)

Una vez que ha quedado resuelto el tema, es menester analizar la religión en la modernidad revolucionaria una vez expropiada y reapropiada a través de la historia. Diluida a través de las épocas, la religión —en esencia— pierde terreno al ser incapaz de coexistir con los nuevos sistemas de orden social y el reordenamiento de valores. Así pues, resulta imperativo explicar la anterior afirmación. (Cortina, 2017, pág. 8)

Max Weber postula el “politeísmo axiológico” en 1965 como respuesta a la toma de decisiones de los individuos. En el tratado explica la relación de acciones por fines y por valores. (Cortina, 2017, pág. 9)

Las acciones por fines son impulsadas por un objetivo motivante, así mismo, las acciones por valores son impulsadas por principios difícilmente racionalizables, porque los valores últimos recaen en la fe subjetiva. (Cortina, 2017, pág. 9)

En concomitancia, el individuo se guía en distinto grado y circulo por su jerarquía de valores, dando lugar al politeísmo axiológico, de manera que las decisiones son tomadas por un fin acompañado en distinto grado por una escala de valores.(Cortina, 2017, pág. 9)

Esto supone que, en el terreno de la moralidad, cada uno elige sus valores; en otras palabras: cada uno elige a su dios en el ámbito de la moral, y por consiguiente los individuos se imposibilitan para llegar a acuerdos argumentados. (Weber en Cortina, 1994, pág.9)

El politeísmo axiológico impide un acuerdo intersubjetivo, es alérgico e intolerante a la existencia de otra escala de valores, ya que ha construido la doctrina con su perspectiva y denotado de sacrilegio a las nuevas perspectivas. (Cortina, 2017, pág. 9)

En consecuencia, las religiones imponen la homogeneidad en primer plano, los valores universales de su doctrina y eliminan de la ecuación cualquier posibilidad de cambio o adaptación. (Cortina, 2017, pág. 10)

Como resultado, los acuerdos y nuevos entendimientos de las religiones son similares al entendimiento entre un humano y un gusano. (Cortina, 2017, pág. 10)

Una vez que queda así demostrada la perdida de presencia de las religiones, hemos de hablar sobre la unidad alterna a la religión homogénea. Paralelamente al politeísmo axiología, emerge como respuesta de lucha el pluralismo que lleva a la sociedad multiétnica.

La sociedad multiétnica, hecha de pluralismo, multiculturalismo y extranjería emigrante propuesta por Sartori, en ella, la diversidad triunfa sobre la unidad identitaria y la disociación y autonomización de las diferentes esferas axiológicas impone que la heterogeneidad sobrepase a la homogeneidad. (Sartori en Morales, 2003, pág. 1)

En ese sentido, para Sartori, el pluralismo queda desprovisto de valor si por él entendemos el concepto de “muchos y diferentes”, pues todas las sociedades serían de alguna manera pluralistas en la medida en que no conforman un todo indiferenciado y están compuestas por grupos, comunidades y culturas diversa.(Morales, 2003, pág. 1)

El pluralismo es una visión liberal sobre la convivencia de distintas razas, creencias y costumbres basadas en la tolerancia recíproca de cada una de ellas y dispuestas a acatar las instituciones o reglas del juego vigentes donde residen. (Morales, 2003, pág. 2)

El pluralismo, permite construir juntos una sociedad más justa, asegurando unos principios mínimos, y el respeto de aquellos sujetos que persiguen ideales diversos. (Morales, 2003, pág. 2)

En esta forma de concebir el pluralismo será posible una ética civil, construir mínimos morales universales y en consecuencia un sistema de religiones pluralistas. (Cortina, 2017, pág. 10)

En última instancia, es menester destacar que algunas religiones se han prostituido con el objetivo de no perder seguidores, sin embargo, ¿de verdad son pluralistas o siguen bajo su sistema politeísta axiológico encubierto?