Promesas al viento: el arte de no cumplir en política

Alrededor del globo terráqueo, la variada e inteligente población es capaz de distinguir entre aquellas promesas firmes, sustentadas y susceptibles de su cumplimiento y, de aquellas cuyo fondo recae únicamente en apelar por la sensibilidad y emotividad de los necesitados oyentes de un esperanzador cambio. El caso no es distinto para nuestro país, pues es costumbre que, desde tiempos inmemoriales en que la “democracia” hizo acto de presencia en la vida política, los candidatos de diversos colores y escudos políticos recurran a discursos retóricos y demagógicos para captar votos de sus potenciales simpatizantes, para una vez obteniendo el hueso, olvidarse por completo de aquellas promesas que lanzaron al aire, mismas que el viento se lleva con rapidez.

NACIONAL / ESTADOS

Rubén Acosta

8/19/20243 min read

Es así como, incluso el Presidente con mayor “ranking” en popularidad en la historia de nuestro país, alcanzó la gloria que la silla del poder brinda a cualquier mortal con virtudes y defectos, siendo la mentira uno de aquellos más palpables, pero que el fanatismo protege como un manto divino.

La Lucha Contra la Corrupción

Una de las promesas más resonantes del presidente fue la de erradicar la corrupción. Aunque ha emprendido acciones contra exfuncionarios y ha impulsado algunas medidas de austeridad, la corrupción sigue siendo un problema endémico en México. Organizaciones como Transparencia Internacional han señalado que la percepción de corrupción en el país no ha mejorado significativamente durante su mandato. Además, han surgido acusaciones de corrupción dentro de su propio gobierno, cuestionando la eficacia de su lucha. Incluso, la contradicción que guarda su discurso con sus acciones es risible, pues si todos los corruptos y conservadores del pasado fueron la causa de los problemas actuales, lo lógico resultaría que quedasen fuera de la vida pública y no ostentaran cargo alguno; sin embargo, la mayoría tienen puestos clave en la administración actual.

La Seguridad Pública

Obrador prometió mejorar la seguridad en México, una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. No obstante, el panorama es desalentador. Durante su mandato, los índices de homicidios han alcanzado niveles récord, superando incluso las cifras de administraciones anteriores. Su estrategia de "abrazos, no balazos", que buscaba una pacificación a través de programas sociales y el fortalecimiento de la Guardia Nacional, no ha logrado reducir la violencia ni el poder de los cárteles. Al parecer, la seguridad se alcanza saludando y siendo cortés con la madre de uno de los más grandes capos de México.

El Crecimiento Económico

Otra promesa clave fue revitalizar la economía mexicana, creando empleos y reduciendo la desigualdad. No obstante, la economía ha experimentado un crecimiento estancado. Antes de la pandemia de COVID-19, México ya mostraba signos de desaceleración económica, y la recuperación ha sido lenta. Las políticas económicas, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), misma que ha causado costos elevados de más de tres veces su precio estimado, han generado incertidumbre en el sector empresarial y han alejado la inversión extranjera.

El Sistema de Salud

El Presidente prometió un sistema de salud "como el de Dinamarca", accesible y de alta calidad para todos los mexicanos. La realidad ha sido diferente. La eliminación del Seguro Popular, que fue sustituido por el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), ha dejado a millones de mexicanos sin acceso a servicios de salud adecuados. Además, la gestión de la pandemia ha sido criticada por su falta de planificación y recursos, lo que ha contribuido a una alta tasa de mortalidad en el país. A lo mejor así es el sistema de Salud en Dinamarca.

Las Mentiras Diarias

Obrador ha sido criticado por la frecuencia con la que hace declaraciones que resultan ser inexactas o falsas. Organizaciones como Verificado y medios de comunicación han documentado numerosas ocasiones en las que el presidente ha proporcionado datos incorrectos o ha exagerado logros de su gobierno. Esto ha generado preocupación sobre la falta de transparencia y el impacto de la desinformación en la ciudadanía. Recordemos que para que una mentira se convierta en verdad, ésta tiene que ser repetida a diario no solo por la cabeza principal, sino por todo el séquito de fanáticos obradoristas.

Las constantes mentiras de Obrador solo reflejan el arquetipo que, comúnmente, caracteriza a un político. Un político que, una vez alcanzada la meta, suele enfocar su atención prioritaria en mega obras, reformas sin pies ni cabeza y en dividir la población. Y, como el discurso debe estar debidamente sustentado, habremos de exponer a lo largo de diversas secciones, cada mentira que Obrador ha manifestado desde inicio de su campaña, hasta hoy día.

No se preocupen, al final la respuesta más sencilla y perfecta es: “Yo tengo otros datos”…