RECONCILIARNOS PARA AVANZAR: UN LLAMADO DESDE TLALNEPANTLA, EL CORAZÓN DEL EDOMEX
En el Estado de México se están sembrando cambios profundos, reales, visibles. Por primera vez en mucho tiempo, la esperanza ya no es una consigna: es una certeza que se refleja en el rostro de la gente, en los programas sociales, en el acceso a derechos que antes eran negados.
NACIONAL / ESTADOSMUNICIPIOSL@S COLUMNISTAS


En el Estado de México se están sembrando cambios profundos, reales, visibles. Por primera vez en mucho tiempo, la esperanza ya no es una consigna: es una certeza que se refleja en el rostro de la gente, en los programas sociales, en el acceso a derechos que antes eran negados.
Sí, tenemos muchas cosas positivas. Pero también, sería irresponsable callarlo, hay sombras que amenazan con frenar este avance. La más grave de ellas no viene de fuera. No son los adversarios tradicionales, ni los viejos intereses que ya conocemos. Es la división interna, el fuego amigo, las desconfianzas, los protagonismos. El egoísmo que, disfrazado de estrategia política, termina debilitando el proyecto de transformación.
¿Cuánto más podríamos avanzar si camináramos unidos? ¿Cuántas soluciones más rápidas podríamos dar si, en lugar de competir entre nosotros, nos dedicáramos a servir al pueblo?
Lo digo con claridad: no se puede transformar un estado fracturado desde adentro. Y no hablo de reconciliación en términos electorales o de cargos. No se trata de repartir posiciones o de negociar acuerdos de ocasión. Se trata de una reconciliación profunda, social, solidaria, que nos devuelva el sentido original de este movimiento: estar al servicio del pueblo.
Porque como bien lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador: “Sólo el pueblo puede salvar al pueblo, y sólo el pueblo organizado puede salvar a la nación.” Pero ese pueblo también necesita que sus representantes estén a la altura. Hoy, bajo la conducción firme y honesta de la Gobernadora Delfina Gómez y con la visión transformadora de la presidenta Claudia Sheinbaum, tenemos la oportunidad histórica de corregir el rumbo donde sea necesario y de profundizar los aciertos.
Desde aquí, desde mi lugar, me sumo no sólo al trabajo diario, sino también al esfuerzo por sanar las heridas internas. A partir de hoy, inicio una nueva etapa: la del diálogo, la de tender puentes, la de caminar con tod@s y para tod@s. Porque no hay transformación sin reconciliación, y no hay reconciliación sin humildad y sin visión de país.
Lo que está en juego es más grande que cualquier interés individual. Es el futuro del Edomex y de México. Es la posibilidad de demostrar que cuando se alinean los liderazgos en torno a un proyecto social, no hay reto que no se pueda superar.
Así que avancemos, pero avancemos juntos. Con el corazón limpio y la voluntad firme. Porque aquí, en el Edomex, habita la esperanza, pero también la responsabilidad de no fallarle al pueblo.