RECUPERACIÓN DE LA DIGNIDAD, EJE DE LA TRANSFORMACIÓN NACIONAL.

En el 2024, llega al gobierno de la República la primera mujer presidenta de la historia de nuestro país -resultado de un pueblo que reconoce la lucha de las mujeres, con apertura al cambio y madurez política-, quien, desde su llegada como jefa de Estado, puso a México en el plano internacional, sin dejar de construir hacia adentro, es decir, en la dignidad de las personas por medio de la soberanía educativa.

L@S COLUMNISTAS

Eliseo González Díaz

10/23/20254 min read

La historia hace tregua entre generaciones, unas generan ideas y otras la materializan, los une la rebeldía del quehacer, surgen pensamientos, ideas y movimientos como expresión en búsqueda de la justicia y dignidad de las personas.

En 1934 Samuel Ramos en su libro el “perfil del hombre y la cultura en México” identificó un problema en los mexicanos, el complejo de inferioridad a causa de la falta definida de identidad, que generaba inseguridad y dependencia con otras culturas como la americana y europea, refería que los nacidos mexicanos viviendo en EE. UU, eran doblemente vulnerables, sin embargo, el problema era el mismo, allá o acá, la búsqueda de la afirmación personal y colectiva hacía olvidar la realidad histórica y cultural de nuestro país.

La búsqueda de afirmación, deriva de un problema profundo afirma Guillermo Bonfil, refiere que la cultura nacional, se construyó basado en un modelo ajeno, distante, que eliminó la diversidad cultural, suprimiendo lo existente, lo propio, por la aspiración de lo que otras naciones consideraron desarrollo – principalmente la occidental- además, el modelo que unificaba la nación, era occidental, puesto que los grupos dirigentes que definieron los derroteros de la nación eran antiguos colonizadores, problema que subsistió, después de los movimientos armados de independencia y Revolución, que más allá de conservar el patrimonio cultural heredado, fue una aspiración permanente por dejar de ser lo que somos.

Ante ese hecho, la soberanía educativa se presenta como resistencia y molde a cargo del Estado para definir la identidad nacional, el cual es tarea amplia, dado que no considera sólo aspectos de aulas, sino todos los acontecimientos cotidianos que se relacionan con lo educativo, que se ve reflejada en la formación individual y colectiva de una nación.

En ese sentido, la soberanía educativa debe ser vista bajo dos consideraciones: como institución y como políticas públicas. Los aspectos más trascendentes como institución fueron: el carácter socialista que adquiere la educación con el General Cárdenas, el cambio de socialista a educación laica, democrática y nacional en 1946 y la educación como una obligación hasta el nivel básico, que en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador se expandió hasta el nivel superior.

Como política pública, en los años veinte y cuarentas, se formó un incentivo al arte nacionalista, que abarcó la vida bucólica del campesino, las artesanías populares, el folclor, la música, la danza, la literatura y las artes plásticas.

Octavio Paz afirmaba que la vecindad con EE. UU era una tensión constante: una fuente de influencia inevitable, pero también un reto para preservar la autonomía cultural e histórica de México; la fuente que advertía el autor, durante varios gobiernos -principalmente en el neoliberal- se hizo más grande, al permitir intervencionismo en la agenda nacional, con ello se retornó en dejar en manos externas el diseño institucional, del que se desprendía la Educación y las políticas públicas.

Bajo esas consideraciones, se puede concluir que la soberanía Educativa no tuvo importancia hasta que se formó en las venas de la nación, el Movimiento de Regeneración Nacional que, en 2018 por medio del voto, da inicio el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien saca de la esquina en la que se encontraba la soberanía educativa con el fin de reivindicar la dignidad mexicana.

Durante ese sexenio (2018-2024), la Secretaría de Educación Pública (SEP) impulsó un nuevo plan de estudios para la educación básica, como parte de la llamada Nueva Escuela Mexicana (NEM). Se modifica el marco jurídico para darle más fuerza al papel del Estado como rector de la educación, y para asegurar que los planes de estudios cumplieran con una visión centrada en valores democráticos, inclusión, identidad cultural, entre otros, además de diversos incentivos culturales, musicales, artísticos y literarios que moldearon a la nueva visión de México, basado en el humanismo.

En el 2024, llega al gobierno de la República la primera mujer presidenta de la historia de nuestro país -resultado de un pueblo que reconoce la lucha de las mujeres, con apertura al cambio y madurez política-, quien, desde su llegada como jefa de Estado, puso a México en el plano internacional, sin dejar de construir hacia adentro, es decir, en la dignidad de las personas por medio de la soberanía educativa.

El Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, que presentó para su gobierno Incluyen iniciativas para apoyar a personas que se vieron obligados a dejar sus comunidades de origen y en fortalecer la identidad nacional. Como parte del plan se encuentra el Programa sectorial de cultura, que se enfoca en garantizar el derecho a la cultura, promoviendo la diversidad, la inclusión y la educación artística, con especial énfasis en el patrimonio material e inmaterial y en la participación ciudadana, así como programas a cargo de la SRE que buscan proteger la dignidad de nacionales residentes en EE. UU, ante las políticas migratorias de ese país, además de la campaña “Yo soy México” y, programas sociales que fortalecen la educación como derecho y no como privilegio.

En conclusión, aquella preocupación de Samuel Ramos encontró tregua con la Transformación Nacional, acuñado con reformas al modelo educativo y políticas públicas que fortalecen la identidad del pueblo mexicano, sin embargo, no puede dejar de considerarse la solidaridad que tenemos frente a otras naciones y con ello la aceptación de otras culturas y formas de vida, la pregunta es ¿hacia dónde debe dirigirse la mirada para la restauración de la identidad nacional?

Para ello debe tomarse en cuenta un aspecto fundamental, que permita encontrar entre el disenso y el conflicto un punto de consenso que exprese la visión pluralista del país, la propuesta es centrar la mirada hacia la Patria, así la identidad perdida y desvanecida en el tiempo, podrá ser recobrada bajo un punto en común, la identidad nacional.