UN AÑO DE CONTINUIDAD DE LA TRANSFORMACIÓN CON A DE MUCHA PRESIDENTA.

A 12 meses de la histórica toma de protesta de la primera mujer Presidenta de México en 200 años de vida independiente, podemos afirmar que la transformación del país no solo continúa, sino que se profundiza. Claudia Sheinbaum brilla con luz propia.

L@S COLUMNISTAS

Mariana Zapata Romero

10/3/20252 min read

A 12 meses de la histórica toma de protesta de la primera mujer Presidenta de México en 200 años de vida independiente, podemos afirmar que la transformación del país no solo continúa, sino que se profundiza. Claudia Sheinbaum brilla con luz propia.

El 1 de diciembre de 2023, durante la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Carrillo Puerto en Tulum, el expresidente Andrés Manuel López Obrador expresó su anhelo a diez meses de concluir su mandato: "Deseo con toda mi alma que haya continuidad con cambio, que continúe la transformación con cambio". Sin duda, ese deseo se ha cumplido.

Esa continuidad con cambio no ha sido fácil. Aún recuerdo las expectativas y presagios pesimistas, repletos de misoginia y machismo, que muchos personajes —hombres y mujeres por igual, dentro y fuera de Morena— cargaban sobre la Presidenta.

Hoy, a un año de su llegada a Palacio Nacional, los niveles de aprobación de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo superan a los de los últimos cuatro presidentes que han gobernado México desde el 2000. Según la encuesta de Enkoll para EL PAÍS y W Radio, goza de apoyo en todos los sectores de escolaridad. Incluso quienes se identifican como votantes de la oposición la respaldan: el 73% de los panistas, el 70% de los simpatizantes de Movimiento Ciudadano y el 72% de los priistas validan el primer año de su gestión.

Este respaldo histórico ha desdibujado los análisis pesimistas apresurados que diversos personajes habían hecho, algunos desde su misoginia, otros desde sus intenciones oscuras y ambición desmedida. Frente a todos ellos, la Presidenta solo se ha fortalecido, demostrando una y otra vez su capacidad, preparación, congruencia, temple de acero, humildad, honestidad y carácter. Ya sea lidiando con firmeza admirable los acechos, amenazas y provocaciones de Trump, o haciendo necesarios llamados de atención a la militancia del partido guinda —herramienta fundamental para la consolidación de la transformación—, su liderazgo es indiscutible.

La Presidenta ha dejado más que clara su autonomía y fortaleza propia. Es evidente que, como la primera mujer Presidenta, seguirá enfrentando resistencias internas y externas motivadas por ambiciones políticas, muchas de ellas vulgares. Pero como ella lo dijo en su discurso del 1 de octubre de 2024 en el Zócalo: encabeza una nueva era, es tiempo de mujeres y llegamos todas. La llegada de la primera Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas ha traído consigo la certeza para todas las niñas de México y del mundo de que podemos ser extraordinarias dirigentes, tomadoras de decisiones, creadoras de nuevas eras, fuertes y sensatas, referentas políticas, líderes estrategas y profundamente humanas a la vez.

Quiero concluir con claridad: la Presidenta no es ni será títere de nadie. No llegó a la Presidencia para seguir órdenes ni instrucciones de Palenque, como algunos se han aferrado a sostener. Tampoco busca imitar el carisma del gran expresidente Andrés Manuel, ni mucho menos deslindarse del legado que nos dejó a quienes militamos en la Cuarta Transformación y del que hoy ella es la cabeza.

La Presidenta Claudia Sheinbaum es una mujer que ejerce el poder que más de 33 millones de mexicanas y mexicanos le conferimos en 2024 con profundas convicciones, claridad, formación, firmeza, humanidad, amor, temple y serenidad.

México tiene mucha Presidenta, y apenas comienza.