¿Y si la SHF fuera la clave que nadie está viendo?
Muchas personas nos preguntamos cómo será la estrategia de la presidenta para garantizar el derecho a una vivienda digna.
L@S COLUMNISTAS


Muchas personas nos preguntamos cómo será la estrategia de la presidenta para garantizar el derecho a una vivienda digna.
Porque aunque este derecho está en la Constitución, la realidad es que millones de personas habitan viviendas que carecen de servicios, que están construidas con materiales precarios o se encuentran en zonas alejadas del trabajo, las escuelas y el transporte.
Y aunque existen instituciones como Infonavit o Fovissste que otorgan créditos para vivienda, no todo el mundo tiene acceso a ellos. ¿Qué pasa con quienes trabajan por su cuenta? ¿O con quienes tienen ingresos variables o quienes no están en la economía formal? Ahí es donde entra la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), una institución que quizá no aparece mucho en las noticias, pero que podría ser una pieza clave en este nuevo sexenio.
La SHF es un banco del gobierno, pero no es como los que conocemos. No da créditos directamente a las personas, sino que financia a quienes sí los otorgan: bancos, Sofomes, cooperativas, desarrolladores de vivienda. También puede respaldar proyectos que de otra forma no conseguirían financiamiento y ayudan a reducir el riesgo para que más personas puedan acceder a un crédito. Si el nuevo gobierno quiere tomarse en serio el tema de la vivienda social, la SHF debe tener un papel protagónico: con recursos, con autonomía técnica y con una visión clara de para qué sirve.
Una de las formas en que puede ayudar es dando financiamiento a las empresas que construyen vivienda de bajo costo. Muchas veces, estas empresas enfrentan dificultades para obtener créditos que les permitan empezar obra. Con el apoyo de la SHF, se podrían levantar más proyectos en zonas donde hace falta vivienda digna, bien ubicada y con servicios. Otra forma de ayudar es otorgando garantías que reduzcan el riesgo de los prestamistas. Por ejemplo, si un banco duda en prestar a una persona que trabaja por su cuenta, la SHF puede respaldar parte del crédito para que esa persona sí tenga una oportunidad real. También puede promover vivienda sustentable, ofreciendo tasas preferenciales o líneas de crédito para quienes construyen con materiales ecológicos o tecnologías que ahorran energía y agua.
Pero no todo se trata de dinero. Muchas veces, los proyectos de vivienda fracasan porque no hay coordinación entre los niveles de gobierno, o porque no se planean bien las ciudades. La SHF también puede apoyar con asistencia técnica, datos, herramientas y modelos que ayuden a gobiernos locales, desarrolladores y comunidades a construir de forma más ordenada y justa.
Claro que todo esto tiene retos. La SHF necesita recursos suficientes para operar con fuerza, pero también necesita cuidado: no se trata de prestar por prestar, ni de construir por construir. Se trata de que los proyectos tengan sentido, lleguen a quienes más lo necesitan y ayuden a cerrar las enormes brechas de desigualdad que hay en México. Si se fortalece esta institución, si se usa con inteligencia y con una visión social clara, puede ser una gran aliada para lograr que más personas tengan un lugar digno donde vivir.
La vivienda no puede seguir siendo un privilegio o una meta lejana. Es un derecho. Y si de verdad queremos avanzar hacia una sociedad más justa, tenemos que poner en el centro a instituciones como la SHF, que aunque no se vean tanto, pueden cambiarles la vida a millones.